miércoles, 25 de enero de 2012

Efectos de una bajada de impuestos

Habiendo hablado en la anterior entrada del blog sobre la subida de impuestos, quiero mostrar en ésta cómo funciona en España el sistema recaudatorio de un modo muy ilustrativo y sobre todo cómo se actúa cuando se producen las bajadas de impuestos (que todos esperamos que se produzcan). He de decir que la idea original no es mía (respetando la tan de moda propiedad intelectual) tampoco sé de quién es ya que sólo conozco a la persona que me envió este gráfico ejemplo por correo electrónico… no obstante, me he tomado la licencia de variar algunas cosas para explicar el sistema fiscal español de una forma sencilla.

La forma con la que se explica el sistema tributario directo es con cerveza, así que no creo que a nadie le disguste este ejemplo:

Vayamos al grano, diez amigos que se juntan una vez a la semana para tratar diversos temas y compartir unas refrescantes cañas. Tomándose todos el mismo número de cervezas la cuenta total que han de abonar es de 100 euros, tan fácil como 10 por persona para que fuese un sistema equitativo, pero nuestra querida chupipandi acordó asumir los gastos en cerveza de manera proporcional a como se pagan los impuestos en la sociedad. La cuenta resultante sería así, más o menos, según la escala de riqueza:
  • Los más pobres, los cuatro primeros, no pagan nada, están invitados.
  • El Quinto paga un euro.
  • El Sexto paga 3 euros.
  • El Séptimo paga 7 euros.
  • El Octavo paga 12 euros.
  • El Noveno paga 18 euros
  • El Décimo paga 59 euros.
[A la vista de cualquiera, puede parecer raro, jocoso, imprudente... que alguien que no pueda pagar cerveza se vaya a beber con los amigos, pero no es el debate moral lo que nos atañe ahora mismo]
La chupipandi era feliz, vivía en un mundo de color y fantasía hasta que el dueño del bar viendo el filón que tenía con estos diez tipos y decidió tener un detalle con ellos rebajándoles los tragos, así la factura pasó a ser un 20% más barata, esto es, ahora pagarán 80 euros en total. No se plantearon el pagar 8 euros por cabeza sino rebajar la factura entre los que antes pagaban la cuenta de 100.

Bien, los cuatro primeros seguían bebiendo gratis, el problema radica que si divides los 20 euros sobrantes entre los 6 pagadores se ahorrarían 3,33 euros. Podríamos pensar que es justo que todos se ahorren lo mismo, pero ¿no pagaba el Quinto un euro y el Sexto 3? ¿les pagamos por beber? No, aún no… por lo que llegaron a la conclusión, una vez más, de que lo justo sería reducir la deuda en función de lo que pagaban por la cerveza. Así, el quinto pasó a ser un privilegiado más de los que no pagaban por beber con los amigos, ahorrándose el 100% de lo que pagaba antes. El sexto se ahorra 1 euro, el 33%, pasando a pagar 2 euros. El séptimo se ahorra el doble que el anterior, el 28%, pasando de pagar 7 euros a pagar 5. El octavo, pasa de pagar 12 euros a pagar 9, se ahorra el 25%. El noveno se ahorra un 22% pasando de pagar 18 euros a pagar sólo 14 euros. Por último, el que más paga se ahorra un 16% y 9 euros en su cuenta, de 59 euros, pasa a pagar 50.

Los amigotes felices, los que no pagaban, bebían gratis y los que pagaban, pagaban menos hasta que surgió el conflicto. El sexto pensó que era injusto que de 20 euros ahorrados sólo le tocara uno a él comentando que el Décimo se había ahorrado 9. El Quinto se sumó a sus protestas, argumentando la injusticia de que el Décimo hubiese recibido nueve veces más que él y ya la hemos liado… porque el Séptimo piensa “el recibe 9 de rebaja y yo ¿sólo dos? Algo falla” pero la cosa no acaba aquí ya que los cuatro primeros, después de haber bebido gratis, dijeron que era injusto que no hubiesen recibido nada, que el Sistema explota a los pobres y beneficia a los ricos y que es una injusticia, así que los nueve amigos decidieron dar una paliza al pobre Décimo…

La semana siguiente, cuando se juntaron otra vez, el Décimo no fue, pero ellos siguieron bebiendo y pidieron la cuenta, 72 euros pero apenas juntaron 30…

Y así es, amigos y amigas, periodistas y profesores universitarios, gremialistas y asalariados, profesionales y gente de la calle, la manera en que funciona el sistema de impuestos. La gente que paga los impuestos más altos son los que se benefician más de una reducción de impuestos. Póngales impuestos muy altos, atáquenlos por ser ricos, y lo más probable es que no aparezcan nunca más. De hecho, es casi seguro que comenzarán a beber en algún bar en el extranjero donde la atmósfera es algo más amigable.

lunes, 9 de enero de 2012

Sobre los impuestos

Estimados lectores, lo primero es pedir disculpas por el retraso que llevo en el artículo sobre la no reforma del sistema electoral, sobre por qué no se va a reformar... Lo que he preparado hoy es una pequeña reseña, escrita por mí, sobre una de las primeras medidas tomadas por el nuevo gobierno popular.


Como bien he dicho, una de las primeras medidas que ha tomado este gobierno ha sido la de aumentar los impuestos directos. Bien, yo personalmente considero que un país tiene el deber de obtener unos ingresos para realizar las diversas tareas que nosotros como ciudadanos pertenecientes a un estado le hemos encomendado que haga por nostros.

Me molestan las subidas de impuestos, me molesta que con mi dinero se hagan cosas que yo no quiero que se hagan o no considero apropiadas pero, a fin de cuentas, somos los ciudadanos los que elegimos a quienes van a decidir el qué se va a hacer con esa bolsa de ¿dinero público? a la que todos hemos contribuido a llenar.

Entiendo que mis impuestos son necesarios para que haya unos servicios y unas infraestructuras que hacen falta para que funcione una nación pero, ¿realmente son necesarios tantos? ¿y por triplicado, a veces? Para dar unos servicios mínimos a un ciudadano, sí son necesarios. Aun que esto no es nuevo, no deja de ser una evolución de lo que era un sistema feudal mejorado, de la evolución de lo que fue el contrato social medieval.

Siguiendo este contrato social puedo llegar a entender que se suban los impuestos para mejorar los servicios que ofrece el Estado, que actualmente como ciudadano y contribuyente recibo de este país y que, afortunadamente para mí, no son muchos los que ahora necesito pero no son pocos los que disfrutan familiares míos. Comprendo que se dé más seguridad con esos impuestos que se nos han incrementado, que haya más tranquilidad, que disminuya la delincuencia, es más lo veo muy aceptable.
Pero si hay algo que me entristece y me desanima como ciudadano (y como contribuyente) de esta España y eso es que me suban mis impuestos para pagar la deuda contraída por nuestros gobernantes, para pagar esos más de setecientos mil millones de euros que debe España... En época de bonanza económica, un gobierno socialdemócrata baja los impuestos y en una época de recesión son subidos por un gobierno conservador: El mundo al revés, pero Spain is different.

Me gusta que me bajen los impuestos, como a todos, imagino, y entiendo que si se bajan los impuestos el Estado nos dará menos cosas o servicios pero, realmente, no me importa porque tengo el suficiente criterio como para saber en qué gastar lo que gano. Pero que tengan que subir los impuestos y que no recibamos nada a cambio, que se tengan que subir los impuestos para pagar una deuda contraída por unos gobernantes adolescentes, nada previsores y no diligentes con sus funciones y que no han cumplido con sus deberes como dirigentes es una cosa que, a parte de no entender, me revuelve por dentro.