miércoles, 5 de diciembre de 2012

No hay derecho


La palabra "derecho" es polisémica, puesto que existen muchísimas acepciones para este vocablo. Es más, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua recoge casi 30 definiciones de este término. La problemática para ajustar una definición a la palabra "derecho" radica en una serie de características que los alumnos de Derecho estudian en asignaturas como Teoría o Filosofía del Derecho.
El "derecho" principalmente se reduce a derecho objetivo, las normas y leyes; a derecho subjetivo, las facultades jurídicas que tenemos, nuestros derechos; el derecho como valor, que responde al ideal de la justicia y al derecho como ciencia.
La problemática a la hora de definir la palabra "derecho" radica en su vaguedad (casi treinta definiciones), en su ambigüedad (que se pueda entender de varias formas) y en la carga emotiva (los sentimientos que nos produce).
Cuando utilizamos la palabra "derecho" como la expresión del encabezado y título de esta entrada, nos estamos refiriendo al derecho como valor, como el quebranto de la justicia y a esto, si le añadimos la carga emotiva del propio vocablo, el rechazo es tan abrumador que únicamente te lleva por los caminos del exilio del país, continente o planeta... o de buscar la autoeliminación de ese sufrimiento, sin saber muy bien cómo, de ese dolor inútil que produce el pensar sobre todas estas cosas que están ocurriendo en este país.

Esta introducción no es simple nostalgia a las clases de Derecho Natural, allá por el 2004, sino más bien por las tristes y pesimistas noticias que continuamente se oyen, se leen y se ven en los medios de comunicación y es lo que me ha impulsado a escribir otra vez, tras más de un mes y pico sin haberlo hecho. La última noticia, y la percutora de esta entrada, ha sido la subida de las pensiones.

Como decía antes, la emotividad es tal que me produce un rechazo tan grande el poco cambio habido en España este último año que no se puede decir más que:
·     No hay derecho a que tengamos un sistema nacional de pensiones tan injusto y que se tenga que pagar de forma solidaria.
·         No hay derecho a que las pensiones cotizadas durante más de 35 años sólo se revaloricen un 1% (2% en el mejor (o peor, según se mire) de los casos).
·     No hay derecho a que con la cantidad de impuestos que pagamos se hayan cargado el sistema sanitario.
·       No hay derecho a que siendo todos españoles en Murcia o Santiago de Compostela no me pueda ver un médico si no es de urgencia.
·    No hay derecho a que a los trabajadores por cuenta propia se les haya subido el tipo impositivo de un 15% a un 21%.
·  No hay derecho a que tal y como está la situación económica nacional se hayan incrementado los tipos impositivos de los impuestos indirectos y de los directos.
·     No hay derecho a que las Comunidades Autónomas sigan siendo deficitarias, poco, no llega al 1%, pero al fin de cuentas gastan más de lo que ingresan.
·         No hay derecho a que haya Comunidades Autónomas con embajadas en el extranjero.
·   No hay derecho a que haya dieciocho defensores del pueblo, del menor... con sus respectivos asesores, secretarios consejeros...
·   No hay derecho a que partidos políticos y sindicatos se financien con cargos a los presupuestos.
·         No hay derecho a que seamos uno de los países de Europa con más número de políticos.
·     No hay derecho a que un niño catalán tenga que aprender otra historia, otra geografía, otras matemáticas que un niño manchego o asturiano.

            Y siguiendo con la educación...
·        No hay derecho a que hayamos tenido tres leyes orgánicas sobre educación y sigamos a la cola en todos los informes sobre educación, como el informe Pisa.
·      No hay derecho a que los estudiantes no se conciencien de lo caro que es estudiar en la universidad.
·      No hay derecho a que los estudiantes mal empleen el dinero de la universidad pública y, sin causas justificadas, tarden deliberadamente más de lo que les corresponde en terminar sus estudios.

Pero tampoco hay derecho a otras muchas cosas como:
·       Que se haya convocado dos huelgas generales políticas en menos de un año y que no han servido más que para empeorar la imagen de España al exterior.
·         No hay derecho a que haya españoles que no se levanten de la cama por menos de 1.000€ a mes ya que cobran 800€ de paro.
·    No hay derecho a que la mentalidad siga siendo la de estar encadenado a una mesa y protestar por ello ¿cuánto más lógico sería establecer el salario en función de la productividad del trabajador?
·     No hay derecho a que el representante de los empresarios sea un delincuente de guante blanco.

Y volviendo con los empresarios:
·     No hay derecho a que a los creadores de empleo se les trate como se les está tratando ahora; sin PYMES, sin El Corte Inglés, sin INDITEX, sin Mercadona... el número de parados sería inmenso. Y, sin embargo, el único reconocimiento que tienen son crueles caricaturas en zafias series de televisión.

En fin, la lista podría ser interminable pero me da la sensación de que los problemas de la España del siglo XXI se podrían resumir en tres:
1.       Los partidos políticos.
2.       Los separatismos locales.
3.       La lucha de clases (que, aunque parezca mentira, hoy en día cada vez se escucha más)

¡¡Qué tengan todos unos buenos días de descanso!!

miércoles, 10 de octubre de 2012

Afectados (i)responsables


Hoy quiero hablar de todos los afectados por la hipoteca. Es un tema amplio por las muchas estipulaciones que contienen las hipotecas y por la forma en que se han comercializado en el mercado español y, también por haber leído por las redes sociales que un viejo conocido iba a pedir firmas para esos “afectados”. (no voy a entrar a valorar en ningún momento los temas o cláusulas que tengan que ver con los tipos de interés o cláusulas suelo ya que si no se alargaría de forma exponencial).

La hipoteca, del griego hypoteca, se utilizaba ya en la Grecia y en la Roma Clásica como una garantía inmobiliaria de los arrendamientos públicos y, también, como una garantía de los arrendamientos rústicos. Los aperos de labranza constituían una garantía para el pago de la renta. En el Derecho Romano clásico[1] podían ser objeto de hipoteca tanto las cosas corporales como los derechos. Existía la posibilidad de constituir varias hipotecas sobre una misma cosa o derecho, teniendo estas hipotecas preferencia según el tiempo en que se habían constituido; esto es, las más antiguas sobre las más modernas. Esta posibilidad de múltiples hipotecas daba lugar a que segundos o terceros acreedores no recuperasen su crédito por lo que se empezó a exigir una garantía personal junto con la hipotecaria.
Por lo tanto, ya en Roma nos encontramos que existían dos tipos de garantías: las reales (responden las cosas: si no pago te quedas con el bien) y las personales (responden las personas: yo respondo del pago).


A día de hoy, cuando vas a comprar una casa tienes, salvo que dispongas de una gran cantidad de dinero en efectivo o realices una permuta, que acudir a una entidad de crédito para que te facilite un préstamo, generalmente vas a varias y será solo una, con suerte, la que te conceda el capital necesario para la compra venta de la vivienda.
Esto es ahora, pero hace unos pocos años, más de cuatro y menos de diez, eran las propias entidades las que se peleaban entre ellas otorgando préstamos hipotecarios, incluso créditos en algunos casos.

No voy, y es totalmente innecesario, a explicar lo que es la burbuja inmobiliaria pero sí que creo que es necesario recordar lo ocurrido y ver, realmente, cómo las dos partes estipulantes de un contrato, al que acudían libremente, actuaron mal y de forma irresponsable.

La responsabilidad, en estos tiempos, no vale nada, da igual ser responsable en una sociedad donde lo que prima es la irresponsabilidad. Leí una vez que hemos pasado del: “- ¿lo quieres? – trabaja para tenerlo” al “- ¿lo quieres? – lo tienes”.
Como el orden los factores no altera el producto, diré, en primer lugar que la banca (no sólo los bancos) en su afán de ganar dinero[2] lo ha hecho muy mal a la hora de conceder hipotecas sin entrar a valorar, de forma correcta, los riesgos de sus clientes.

El otro contratante, el que felizmente adquirió una vivienda, el que fue a negociar con cuatro entidades de crédito a ver cuál le daba más capital o tenía el tipo de interés más bajo… Ese comprador que ahora ha perdido su empleo y que cuando le comunicaron que le concedían la hipoteca no se molestó en pedir una copia de la escritura previa a la formalización. No tuvo la suficiente diligencia como para leer (que no digo comprender) lo que iba a firmar, que luego en la notaría tampoco leyó lo que firmaba y que cuando llegó a su casa archivó la escritura del otorgamiento de la hipoteca también sin haberla leído.


Y de esos polvos se han hecho estos lodos, y de esas no lecturas viene estas cláusulas y estos desahucios. Pero como estamos en el mundo del donde dije digo digo Diego, del todo da igual , de qué más da, de los bancos son malos… La banca no es que sea mala, es que está para ganar dinero con el depósito y préstamo de capital, igual que una fábrica de tornillos está para ganar dinero con la producción de tornillos.

Como se ha dicho antes, ya en la época de la Roma Clásica se exigían garantías personales, igual que ahora, pero ¡cómo no leemos lo que firmamos! pues firmo una garantía personal también con la garantía real y si no puedo pagar, pues ya entregaré la vivienda y punto. Y claro, no entendemos porqué tenemos que seguir pagando si ya he entregado la vivienda. Pues muy fácil, hay que seguir pagando porque:
1.      Ud debe mucho dinero y muchos intereses.
2.    Ese dinero que Ud debe no se cubre solamente con la subasta de la vivienda, ya que ahora su precio es mucho menor.
3.    Ud. firmó una garantía personal por la que se comprometía al pago del préstamo y tiene el deber de responder por esa deuda, sino, ¡haber leído!
No quiero, por lo menos ahora, mencionar los avales, seguros de vida, etc que se exigen también para satisfacer las deudas hipotecarias para no alargarme más de la cuenta.


El ser responsable parece que no vale nada hoy en día ¿cómo vas a decirle a tu hijo que haga los deberes del colegio si cuando tú no puedes cumplir con tus obligaciones libremente contraídas reclamas que se te perdone?
Si cuando la situación nos viene hacia arriba tú te muestras como un afectado, a pesar de tu negligencia, y te limitas a protestar, a gritar que te desahucian en vez de coger el toro por los cuernos y asumir tus responsabilidades ¿qué es lo que les vamos a legar a nuestros hijos? que ¿todo vale? ¿es que nunca vamos a madurar como sociedad? ¿tan mal lo han hecho nuestros padres? ¿es que nunca vamos a ser capaces de sacar las castañas del fuego por nosotros mismos? ¿nunca vamos a decir esto es la consecuencia de mis actos y yo los asumo porque soy responsable? O por el contrario ¿nos vamos a seguir comportando como adolescentes a los que todo les da igual y que piensan que ya vendrá papá a solucionarlo? No lo sé y espero que no, me resigno a creerlo cuando leo cosas como esta: http://www.echaleku.es/yo-me-arruine-emprendiendo/ y veo que todavía queda gente responsable de sus actos.



[1] Entiéndase Clásica como periodo amplio del dominio de Roma.
[2] Como cualquier empresa que se precie, su último fin de la banca es ganar dinero, incluso las Cajas de Ahorro con la liberalización del sector. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

25 de septiembre (¿fun, fun, fun?)


Escribo algo al final del día 26, más de 24 horas después de los hechos ocurridos ayer entre la Carrera de San Jerónimo, la Plaza de Neptuno y el Paseo del Prado. Algo huele a podrido, algo desprende un tufillo nauseabundo que me impide seguir con el trago que me he servido como colofón, merecido, a una dura jornada de trabajo.
Leen ustedes que algo huele a podrido y sí, leen bien. Da la sensación de que la democrática izquierda, en este país llamado España está en un estado de descomposición tal que no sabe perder y que no acepta las leyes y las normas del juego cuando pierde y eso es el duro castigo que pagamos por tener a la socialdemocracia en el gobierno presidido por el señor Rajoy.

La historia se repite, queda patente en los hechos que estamos viviendo estos días. Yo ya los he vivido en los años 2001 o 2002, sin violencia. O con violencia, en el año 2003. En esa época sabía perfectamente lo que pasaba y porqué ocurrían las cosas con más o menos la misma certeza que ahora. Hace bien poco ha habido una guerra en Libia y la masa no ha salido a la calle, igual que con las masacres en Siria y, ¿dónde estaban los titiriteros de 2003? En el poder, por eso no salían a la calle.
La izquierda cuando no gobierna (dos legislaturas y casi un año desde las pasadas elecciones en el último periodo democrático) arma bronca y gresca, les interesa que haya crispación y tensión. Son capaces de enfrentarse a las fuerzas del orden público (la izquierda en general, no pongamos nombres) para conseguir su fin. El más puro maquiavelismo consagrado, para ellos el fin sí justifica los medios. En un Estado de Derecho, el fin nunca puede justificar los medios y más si el fin que se pretende es derrocar por la fuerza al Parlamento.

He dicho antes que la historia se repite y he mantenido que los hechos de ayer se produjeron en el 2003 por una guerra a la que España fue una vez concluida y no a bombardear Líbano, como me comentó en una cena un piloto de F-18 del Ejercito del Aire y no salieron a la calle. La historia anterior a esta que recuerdo, en democracia, se remonta a octubre del 1934 con una serie de sucesos muy similares. La huelga general estuvo dirigida por miembros del Partido Socialista y de su sindicato, así como la CNT, FAI y el Partido Comunista y tuvo los disturbios provocados tuvieron que ser sofocados por la Legión[1].


¿Está el PSOE detrás del 25 – S o del 15 – M? pues yo no lo sé, pero sí se vio ayer a Cayo Lara con los “rodeantes” del Congreso.
¿Se vieron banderas de España ayer o en 15 – M? No, en cambio sí se vieron banderas de regímenes totalitarios o de la II República (que ya sabemos todos como acabó).
¿Gobernaba la derecha cuando ocurrieron todos estos hechos? Si al gobierno del señor Rajoy lo aceptamos como de derechas… sí, gobernaba la derecha.

La problemática de estos hechos me parece más grave que de lo que pueda parecer. Gente con ideas maquiavélicas idea planes revolucionarios para derrocar al gobierno vigente [teniendo en cuenta la mala situación del país, la desmembranización y pretensión de “federalización” del mismo, pues igual no vendría mal que TODOS, de acuerdo, y sin colores e ideologías nos pusiéramos de acuerdo]. El problema de estos planes es que están auspiciados por un solo color, sus banderas son las republicanas que se creen en el poder de una verdad absoluta, de su verdad, y con legitimación para cometer delitos como es el atentado contra las Instituciones de la Nación.



Hasta aquí la comparativa histórica del 25 de septiembre. Ahora quiero desvincular mi postura y mi discurso con que tiene el actual gobierno, o por lo menos intentarlo. Lo único que comparto con ellos es la no balcanización de España y la defensa de que la Nación española es la patria común e indivisible de todos los españoles, dejando al lado cualquier monserga federalista.
Como romántico, el amor a la patria, a sus tradiciones, a su historia y sus costumbres lo llevo grabado en el corazón y me molesta de una manera soberana que la gente de izquierdas atente contra España tan impunemente. Como librepensador (sapere aude – atrévete a saber) no puedo evitar pensar en mí como individuo libre y como individuo libre me disgusta que el gobierno actual estrangule al ciudadano con una asfixia fiscal y, sobre todo que el dinero se malgaste en autenticas sandeces que asombrarían hasta al más inepto de los necios.

En fin, este es el país en el que he visto la luz, el hogar de mis padres y la tierra donde descansan mis abuelos (curiosamente en Cataluña y Asturias, focos de la Revolución del 34) y es en este país donde tengo la desdicha de ver como mi pueblo no ama la libertad[2], que la cambia para que el Estado le haga el gasto por él, le diga a donde puede y como no debe actuar…


[1] El motivo de la Revolución del 34 fue, precisamente el no adelantamiento de las elecciones que esperaba el PSOE por haber retirado la CEDA el apoyo al Partido Radical. Sin embargo, Alcalá – Zamora obligó al Radical Lerroux a formar gobierno con tres ministros de la CEDA.
[2] Por favor, no confundir libertad con libertinaje, la libertad no nos da derecho a hacer lo que nos de la real gana y sí a comportarnos conforme a la sana convivencia social. Tu libertad de expresión no puede perjudicar mi libertad de paso porque tengas la real gana de cortar una calle sin las autorizaciones previas. No caigamos en demagogia barata ni hagamos de la libertad un adalid que nos impida convivir en paz. 

jueves, 20 de septiembre de 2012

viernes, 14 de septiembre de 2012

Sobre talentos y egoísmos


Buenos días a todos, tras un verano convulso con el que no ha habido tiempo para nada más que para enfrentarme a nuevos retos profesiones, me he visto en la tesitura de tener que ir abandonando (de forma involuntaria) este espacio, de haberlo dejado huérfano pero espero, poco a poco, ir recuperando el ritmo y poder volver a publicar entradas con más o menos periodicidad y rescatar los manuscritos que, por un motivo u otro, los apilé en la bandeja de asuntos pendientes.

Hoy he decidido arriesgarme e innovar. He querido mezclar una parábola con un pensamiento económico; pensamiento económico y parábola que llevan dando vueltas por mi cabeza un tiempo. Lo que lleva tantos días dejándome intranquilo es el egoísmo, el egoísmo superviviente del ser humano.

Decía Adam Smith que los beneficios del individuo radican en los egoísmos de otro. Nosotros tenemos pan no porque sepamos hacer pan, sino porque un señor, en el sentido más egoísta de la palabra, quiere obtener un beneficio, quiere ganar dinero y para ganar dinero produce y vende el pan. En caso contrario, de no querer ganar dinero, no vendería el pan, lo regalaría.
Esto es porque el panadero no es benevolente, ni tampoco una ONG, cobra por su pan y tú puedes decidir si comprar su pan o no, si te gusta o no, en definitiva, si lo quieres o no lo quieres.
Lo mismo ocurre con el carnicero, el cervecero (siguiendo con los ejemplos de Adam Smith), en su propio interés y no por su benevolencia podemos comprar carne, cerveza, etc. Ya que ellos, con su trabajo, buscan su propio interés[1]. Cada uno es egoísta y potencia su propio talento en consideración de su propio beneficio.



Y ¿a qué me recuerda este talento que potencia el carnicero, el panadero, etc? pues me recuerda a la parábola de los talentos[2]. De forma resumida, esta parábola dice que un Señor dejó a cada uno de sus siervos talentos en función de su “capacidad para el desempeño”[3]. Los dos primeros pusieron sus talentos a trabajar y generaron riqueza, de su esfuerzo consiguieron más de lo que tenían, cada uno según su capacidad. Aunque uno ganase cinco talentos y el otro dos, la respuesta de su señor fue la misma: “Bien, buen siervo y fiel”.
El egoísmo de los dos siervos les lleva a trabajar lo que les dan para obtener posteriormente su recompensa: “sobre lo poco has sido fiel, sobre lo mucho te pondré”. Gracias a su esfuerzo consiguen tener y ser recompensados, como el panadero que se levanta de madrugada para preparar el pan que vende durante el día.


Por otra parte, el lector puede pensar que igual que soy egoísta y cobro por lo que hago, puede haber personas que conviertan su egoísmo en no hacer nada, que no buscan ningún beneficio, ni de forma moral ni onerosa… nada. Ahora bien, si la sociedad obtiene del pan, carne, etc del egoísmo del panadero y del carnicero ¿qué obtiene del egoísmo del que no hace nada? Pues la respuesta es que no obtiene nada.
Entonces, tendríamos que valorar porqué el individuo, en su egoísmo de decidir, decide no hacer nada. Si lo decide de motu proprio o le viene impuesto. Si lo decide él mismo sin tener ninguna justificación, pueden, desde mi punto de vista, ocurrir dos cosas: que cada palo aguante su vela y que el individuo sea excluido de la sociedad (entiéndase esta exclusión no en un sentido peyorativo, sino en una obligación con la sociedad do ut des (doy y me das) la Sociedad, o el Señor en la parábola, te dan según lo que aportes, como ejemplo el sistema de pensiones). O, también puede ocurrir, que la sociedad decida ser benevolente y el individuo reciba un sustento, bienes económicos, materiales… para vivir.
Por el lado contrario, si le viene impuesto por lo que fuere, la sociedad tiene que ayudarle. 

Esto enlaza, volviendo a la parábola, con ¿qué ocurre con el siervo que no hace crecer su talento? El perezoso, aquel que no trabaja su talento, acaba perdiendo lo que tiene y, si el panadero, el carnicero, etc, siguen siendo egoístas y no benevolentes con él, el que decide no trabajar para obtener un beneficio no podrá obtener los bienes que éstos producen.


Entiendo la justicia como la voluntad de dar a cada uno por lo que tributa, pero también entiendo que un mínimo de oportunidades han de ser dadas a cada uno, ahora, si las pierdes, es porque quieres y no sabes aprovechar tu talento y al que no sabe utilizar su talento le debería ocurrir lo mismo que al siervo negligente, ya que si no tributas por nada, nada deberías recibir (siendo esto de forma voluntaria). Todos tenemos un talento que nos hace valer en la sociedad en la que vivimos, el problema, el verdadero problema surge cuando se corrompe ese talento con ayudas, subvenciones y demás que lo único que hacen es favorecer a que no se trabaje ese talento.



[1] El interés no tiene porque ser crematístico, ya que hay muchos intereses como la satisfacción personal que son de difícil cálculo y, muchas  veces, más valiosos que cualquier interés material.
[3] Definición de talento según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua.